¿Qué es el «secuestro» de la amígdala cerebral? ¡Evítalo!

¿Qué es el «secuestro» de la amígdala cerebral? ¡Evítalo!

El secuestro de la amígdala cerebral es una respuesta emocional inmediata y abrumadora con una posterior comprensión de que la respuesta fue inapropiadamente fuerte dado el detonante. 

El psicólogo promotor del concepto de «Inteligencia Emocional», Daniel Goleman, acuñó el término basándose en el trabajo del neurocientífico Joseph LeDoux, que demostró que cierta información emocional viaja directamente desde el tálamo a la amígdala sin comprometer el neocórtex o regiones cerebrales superiores. Esto provoca una fuerte respuesta emocional que precede al pensamiento más racional.

Imagina que estás trabajando en la empresa. El día ha sido muy complicado, con muchas incidencias y decisiones difíciles de tomar. Tu sistema nervioso está tenso, listo a explotar. Y de pronto eso ocurre.

Un compañero de trabajo te dice que se te ha olvidado hacer una tarea. De inmediato saltas con una reacción desproporcionada y le gritas algún improperio. ¡Zas! la amígdala cerebral te acaba de secuestrar, es casi como si no fueras dueño de tus actos.

Luego, tal vez solo unos instantes después, te das cuenta y te arrepientes de tu reacción, lamentablemente puede que el daño ya esté hecho.

En circunstancias normales, cuando no ocurre el secuestro de la amígdala, procesarías la información a través de tu neocorteza o «cerebro pensante» donde ocurre la lógica. Luego, el neocórtex envía la información a la amígdala, un pequeño órgano que se encuentra en lo profundo del centro de tu «cerebro emocional» (cerebro límbico). 

Pero, como en el ejemplo, en ocasiones, hay un cortocircuito por el cual se pasa por alto el «cerebro racional» y las señales se envían directamente al «cerebro emocional». Cuando esto sucede, tienes una respuesta emocional inmediata y abrumadora desproporcionada con respecto al evento original. Posteriormente, la información se transmite a regiones cerebrales superiores que realizan procesos lógicos y de toma de decisiones, lo que hace que te des cuenta de lo inapropiado de tu respuesta emocional original.

(Si quieres saber más sobre la amígdala cerebral puedes ir aquí: https://escoeuniversitas.com/hipocampo-memoria-emociones-y-aprendizaje/ )

Hace cientos de miles de años, este tipo de respuesta emocional inmediata tenía un propósito. Imagina que estás recogiendo comida para tu familia. En el camino, te encuentras cara a cara con una criatura hambrienta de cuatro patas que también estaba buscando su bocadillo. En esta situación, tu cerebro no perdería tiempo en pensamiento racional. Gracias al secuestro de la amígdala, serías arrojado a una respuesta de huida o lucha y, con suerte, sobrevivirías para contar la historia.

En la vida moderna, por supuesto, es poco probable que encontremos bestias hambrientas y sedientas de sangre. Sin embargo, es casi seguro que nos encontremos con conductores que nos interrumpen, colegas irrespetuosos, niños que se portan mal y un sinnúmero de otras situaciones que muy bien pueden conducir al ese ocasional secuestro de la amígdala.

Evitar estas emociones deproporcionadas y peligrosas en cuanto a tus relaciones personales es parte del desarrollo de tu inteligencia emocional.

1.Reconocer

Conocer el secuestro de la amígdala te permite prevenirlo permaneciendo consciente de tus emociones durante eventos potencialmente desencadenantes. Por ejemplo, si tu hija derrama su vaso de zumo encima de ti, piensa detenidamente en el estímulo que desencadena tu respuesta de enojo. Reconocer que la acción de tu hija fue un error sin mayor importancia y que reaccionar mal puede perjudicarla, ya te puede impedir que te secuestre la amígdala.

2.Regla de los 6 segundos

Otra forma de prevenir el secuestro de la amígdala es usar la regla de los 6 segundos. Esperar solo seis segundos hace que los químicos cerebrales que causan el secuestro de la amígdala se dispersen. Respirar profundamente o concentrarse en una imagen agradable ayuda a evitar que la amígdala tome el control y provoque una reacción emocional muy poco conveniente.

Con el tiempo, puedes cambiar la forma en que tu cerebro responde a los desencadenantes emocionales, evitando la respuesta de secuestro de la amígdala. 

Para reconfigurar tu cerebro de esta manera, piensa detenidamente en la situación desencadenante después de dominar su reacción emocional. Identifica el desencadenante y determina una respuesta más apropiada para usar la próxima vez.

Tu amígdala aprende de experiencias pasadas, lo que le permite cambiar la forma en que reaccionas ante una situación similar en el futuro.

másteres online

3 comentarios

  • Roy F. Baumeister y colegas (1998, 2002) estudiaron a finales del siglo pasado el efecto que tiene el “desgaste del ego” (ego depletion theory) en el autocontrol y en la toma de decisiones. Llegaron a la conclusión de que durante el transcurso de cada día, nuestro sistema de autoregulación se ve comprometido y mermado por cada uno de los eventos o situaciones que vivimos, por ejemplo lidiar con un colega o jefe difícil, resistirnos a la tentación de fumar un cigarro más o salir poco airoso de una negociación con un proveedor. Nuestro autocontrol no es infinito, sino más bien es como una cuenta de banco que se va vaciando cada vez que sacamos dinero de una máquina ATM. Esto es lo que Baumeister denomina desgaste. Lo triste del asunto viene cuando nos damos cuenta de que bajo este esquema de desgaste, nuestra capacidad de toma de decisiones está menguada y no es de sorprender que reaccionemos de una manera irracional o desproporcionada ante un nuevo estímulo.
    El trabajo de Baumeister sirvió como base para los estudios de Michael Inzlicht y Brandon J. Schmeichel (2012). Ellos proponen un modelo alternativo, al que denominan “modelo de proceso” (process model), el cual afirma que el uso frecuente de la fuerza de voluntad, tiene como consecuencia que la persona se desconecte y pierda el control. A cambio busca obtener satisfacción o gratificación.
    Apenas recientemente se han empezado a utilizar métodos neurocientíficos y herramientas como la electroencefalografía (EEG) para validar las teorías de Baumeister e Inzlicht. Aún hay muchas incógnitas por resolver. Sin embargo hay datos preliminares que sugieren que el desgaste puede afectar de forma negativa a las funciones neuronales encargadas de regular el manejo del conflicto. Será muy interesante seguir de cerca estos estudios.
    Como solución a lo que hoy sabemos sobre el desgaste y su impacto en la autoregulación, el Dr. Marshall Goldsmith (2016) sugiere dotar a nuestro día a día con mayor estructura, para evitar que el desgaste ocurra con rapidez. Por cada tarea que estructuramos y por cada impulso detonador de conducta indeseada (gatillo) que identificamos de forma consciente, reducimos la cantidad de decisiones que tenemos que tomar , y por ende también evitamos el desgaste.

    Silvia Calleja de Roepke Reply
  • También llamado «Amygdala Hijack», el secuestro operado por la amígdala es una reacción emocional inmediata y desproporcionada en relación con el estímulo que lo provocó, que se percibe como una amenaza a su estabilidad emocional. Esto ocurre porque la amígdala domina la conducta del sujeto e inhibe el área frontal responsable de nuestro pensamiento lógico que lo hace más racional. Nuestro pensamiento lógico, por tanto, se encuentra subordinado al mando de nuestras emociones.
    Cuando nos encontramos frente a una importante fuente de estrés, aunque no amenaza nuestra supervivencia, la amígdala nos secuestra: esto lleva a todo nuestro cuerpo a llenarse de adrenalina y cortisol que lo alteran para, se calcula, cerca de cuatro horas de secuestro emocional. En presencia de una emoción intensa causada por una situación de estrés, como se lee en el artículo, es importante reapropiarse de la parte lógica del cerebro para evitar las respuestas impulsivas derivadas del secuestro de la amígdala: es por eso que se sugiere contar, ya que se activa la corteza, la parte frontal y lógica del cerebro.
    Otra estrategia que suele funcionar consiste en concentrarse conscientemente en la respiración, la típica de la Mindfulness, técnica de meditación budista. Cuando nuestra atención se centra en la respiración, nos transportamos en el momento presente y nos mantenemos calmados. Se activa así el sistema nervioso parasimpático que inhibe el sistema nervioso simpático, el cual se encuentra activo durante la experiencia del secuestro por la amígdala.

    Antonella Reply

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Deseo recibir información, por cualquier medio, incluidos medios electrónicos, sobre las actividades propias de ESCO Euniversitas y de terceros con los que participe o colabore Esco E-Universitas.