¿Piensas demasiado? Cómo solucionar este problema

¿Piensas demasiado? Cómo solucionar este problema

No faltan motivos para pensar demasiado frente a las decisiones en el mundo laboral actual. Como tenemos acceso a más información y mayores exigencias que nunca, no sorprende que de la mitad a casi las tres cuartas partes de los adultos confiesen que piensan demasiado. El patrón común es que tendemos a complicarlo todo en exceso, a incluir una complejidad innecesaria en nuestras decisiones y a deliberar internamente durante mucho más tiempo del necesario.

Pensar excesivamente frente a las decisiones puede resultar abrumador y, si no se controla, pensar demasiado crea ansiedad y agotamiento. También hay consecuencias importantes para las organizaciones. Cuando las personas (o equipos enteros) piensan demasiado habitualmente, se crea un cuello de botella. La toma de decisiones se ralentiza, se pierden oportunidades y puede afianzarse una cultura de aversión al riesgo que sofoca el crecimiento empresarial.

Está claro que hay una necesidad apremiante de soluciones más eficaces para superar el pensar demasiado en el lugar de trabajo. Para abordar este tema, Melody Wilding, coach ejecutiva y autora, nos dice que en realidad hay tres formas de pensar demasiado:

1.Enfocarse en el pasado

2.Enfocarse en el futuro

3.Análisis excesivo

He aquí cómo detectar y gestionar cada uno de los tres tipos de pensamiento excesivo.

Se trata de un ciclo mental en el que nos detenemos en los acontecimientos del pasado, especialmente en los negativos o angustiantes. Estas personas suelen quedar atrapados en un torbellino de escenarios de arrepentimiento, culpa y de «habría, debería, podría haber». Revisan lo que salió mal, a menudo culpándose a sí mismos.

Señales a las que debe prestar atención:

  • Le obsesionan los comentarios negativos.
  • A menudo menciona los fracasos, reveses o errores del pasado en conversaciones con otras personas.
  • Es demasiado cauteloso, tal vez compruebe dos o tres veces su trabajo, porque quiere evitar errores.

Cómo abordarlo:

Contra la intuición, puede resultar útil programar un «tiempo de preocuparse». Limite este enfoque en el pasado, a un espacio manejable, normalmente no más de 15 a 30 minutos. Elija la hora del día que más le convenga (pero no justo antes de dormir) y un lugar específico para su tiempo de preocupación.

Al reservar un tiempo designado para abordar estas ideas, no está en una batalla constante para alejarlas. Simplemente los está posponiendo para un momento más conveniente. Si la reflexión surge fuera del tiempo de preocupación designado, dígase: «Ahora no, lo abordaré más adelante», lo que le ayudará a crear más conciencia y control de sus patrones de pensamiento.

Al reservar un tiempo designado para abordar estas ideas, no está en una batalla constante para alejarlas.

En lugar de quedar atrapados en el pasado, los que están viajando por el futuro se preocupan por lo que les espera. Si bien cierto grado de anticipación es beneficioso, en enfoque excesivo en el futuro pueden intensificarse hasta el punto en que le resulte un freno. La incertidumbre de lo que podría suceder, la posibilidad de fracaso y el miedo a lo desconocido es una forma riesgosa de pensar demasiado.

Señales a las que debe prestar atención:

  • Dedica una cantidad excesiva de energía a planificar cada escenario posible para estar preparado para cualquier eventualidad.
  • Le cuesta celebrar sus éxitos porque siempre piensa en lo que viene.
  • A menudo se siente inquieto o agitado, impulsado por la idea de cosas por hacer en un futuro.

Cómo abordarlo:

Es estos casos es muy útil la estrategia conocida como «distanciamiento temporal». Esta estrategia reduce la inmediatez y la intensidad de sus preocupaciones y lo ayuda a centrarse en el presente con una mentalidad más tranquila y equilibrada. Se trata de proyectarse aún más lejos de las preocupaciones sobre el futuro más inmediatas y tomar perspectiva visualizándose una vez que estas hayan pasado.

También puede optar por practicar la «ignorancia selectiva» reduciendo su exposición a factores de estrés innecesarios. Sea selectivo con la información que consume, especialmente de las fuentes de noticias y las redes sociales. Identifique los factores desencadenantes que agravan sus viajes hacia el futuro. Si ciertas actualizaciones o datos no afectan a su trabajo diario o a la toma de decisiones, puede que no sean necesarias. Priorice la información sobre la que pueda actuar.

Sea selectivo con la información que consume, especialmente de las fuentes de noticias y las redes sociales

Mientras enfocarse en el pasado y en el futuro están limitados por el tiempo, el análisis excesivo se centra en la profundidad. Implica sumergirse increíblemente en un tema, pensamiento o situación, a menudo hasta el punto de exagerar. Si bien esto a veces puede llevar a una visión profunda, la mayoría de las veces se queda atascado en detalles que pueden no ser particularmente relevantes.

Señales a las que debe prestar atención:

  • Posterga o retrasa la toma de decisiones para investigar más a fondo.
  • Con frecuencia busca la aprobación o la confirmación de los demás, porque le falta confianza en su propio análisis.
  • Tiene dificultades para distinguir entre tareas de alta y baja prioridad, lo que lleva a una acumulación de decisiones.

Cómo abordarlo:

En lugar de esforzarse por encontrar la elección perfecta, busque una que sea «lo suficientemente buena» con un enfoque que pueda considerar como satisfactorio. Una vez que la decisión cumpla con los criterios establecidos y sea satisfactoria, debería seguir adelante con ella, aunque pudiera existir una opción potencialmente mejor.

Los criterios clave de decisión (principios, directrices o requisitos) le ayudan a priorizar las variables más importantes que influyen en la decisión. Su criterio de decisión puede ser profesional o personal. Por ejemplo, supongamos que está atrapado en una parálisis de análisis en torno a si ofrecer o no una nueva función para su producto o servicio. Sus criterios de decisión pueden incluir: coste, rentabilidad, esfuerzo, nivel de riesgo o impacto. Ahora digamos que está intentando tomar una decisión personal, por ejemplo, si se va a un nuevo trabajo. Puede tener en cuenta criterios como qué tan bien el puesto se ajusta a sus puntos fuertes, el salario o si el puesto se ajusta a sus aspiraciones futuras. Seleccione tres criterios como máximo, uno que supere a los demás. Si se encuentra en una situación de toma de decisiones grupales, consiga que todos hagan una lluvia de ideas y acuerden los criterios juntos.

En lugar de esforzarse por encontrar la elección perfecta, busque una que sea «lo suficientemente buena»

Es importante recordar que el objetivo no es eliminar todo el pensamiento profundo, sino evitar que se convierta en una espiral improductiva. Identificar el tipo de pensamiento excesivo al que se enfrentan usted o su equipo es el primer paso para liberarse de sus garras, y más crucial que nunca cuando es alta la demanda de una toma de decisiones rápida pero reflexiva.

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