
Neuropolítica: ¿nos manipulan? ¿Qué hay de cierto?
La Neuropolítica está ya entre nosotros. Muchos políticos, y en diversos países, acuden a la neurociencia para elaborar sus campañas. Pero ¿qué hay de cierto en su supuesto poder para manipularnos? ¿cuánto hay de ciencia y cuánto no?
Aquí algunas respuestas.
El futuro es hoy
Vemos muchas películas de ciencia ficción donde la gente es vigilada, estudiados sus comportamientos y actitudes, registrada en enormes bases de datos y donde, entre otras cosas, le hacen propuestas comerciales totalmente personalizadas. Recordemos la escena de la película Minority Report, con Tom Cruise, cuando entra en un centro comercial. Al pasar por los anuncios interactivos, que usan el reconocimiento facial, lo llaman por su nombre y preguntan cómo está disfrutando de sus recientes compras.
Acaso…¿estamos tan lejos de esa supuesta «ficción»?. Tal vez ya estemos dentro de ese mundo, solo que en un nivel algo menor al de la película. Es cuestión de tiempo.
La pregunta es ¿qué pensaríamos si se usa la neurociencia, acompañada de esta tecnología, aplicada a fines políticos? (Para saber más: Neuroliderazgo y Comunicación Política)
Neuropolítica
Como informó el New York Times, la Neuropolítica desempeñó un papel significativo en las últimas elecciones de México, Polonia y Turquía. Idefectiblemente asociado a la Neuropolítica va el neuromarketing, que se está introduciendo ya en países como Argentina, Brasil, Costa Rica, El Salvador, Rusia, España y, en menor medida, Estados Unidos, según opina este periódico.
Esa última calificación sobre los Estados Unidos – «en un grado mucho menor» – necesitará actualizarse, a la luz de las últimas elecciones. Por ejemplo, ya Bloomberg News publicó un extenso artículo sobre un programa poco conocido de «minería de datos» en política de la empresa londinense Cambridge Analytica.
El artículo titulado «Cruz-Connected Data Miner» habla de que «pretende llegar dentro de las cabezas de los votantes estadounidenses», centrándose en el microtargeting conductual. Dicha empresa habría sido contratada por Ted Cruz para alinear con más éxito su mensaje de campaña. El Times también alude al interés por el neuromarketing de la campaña de Hillary Clinton, aunque su director de campaña se negó a hablar de eso y trató de desestimarlo.
En la medida en que la Neuropolítica y la tecnología apuntan a mejorar esa conexión entre el candidato y los votantes ¿qué candidato político, gastando grandes sumas en anuncios y divulgación, no querría conseguir tal conexión?
Las investigaciones
Los investigadores, comprensiblemente, también quieren evaluar la psicología detrás de las decisiones de los votantes y buscan formas cada vez más refinadas de interpretarlas y aquí entra en juego cada vez más la neurociencia.
Las elecciones dan a veces grandes sorpresas, Por ejemplo, contra muchos pronósticos y estudios tradicionales, las recientes elecciones presidenciales estadounidenses fueron una sorpresa. ¿Puede la neurociencia explicar esto mejor?
En el año 2008, Jonathan Haidt, autor de «The Righteous Mind», decía que las diferencias políticas se reducen a profundas diferencias psicológicas. Plantea esta cuestión sobre estudios realizados entre votantes Demócratas y Republicanos en EEUU.
Haidt afirma que los liberales (Demócratas) tienen el rasgo de la personalidad «apertura a la experiencia» más alto que los conservadores (Republicanos), lo que los hace anhelar la novedad y la variedad. Mientras los conservadores, al tenerlo más bajo, buscan la familiaridad y la seguridad. Según su investigación, los liberales y conservadores tienen un conjunto diferente de fundamentos morales.
Más recientemente, Hatemi y Verhulst (2015) generaron dudas sobre el nexo causal entre rasgos de personalidad y actitudes políticas. Sus hallazgos sugieren que los dos se desarrollan independientemente entre sí.
¿Y qué dicen los neurocientíficos?
Para muchos neurocientíficos, la psicología de la personalidad puede ser un campo incierto y confuso. Explorar la ideología política desde la única perspectiva de la psicología podría hacer interesante la lectura, generar debates y críticas, pero también genera muchas dudas, por su propio contenido muy sujeto a prejuicios, tendencias y preferencias.
Citaremos un ejemplo curioso entre los tantos estudios neurocientíficos que se realizan.
En el caso también de liberales y conservadores ¿puede la reacción de repugancia predecir cuál es la inclinación política? Parece que sí.
Estudios realizados con Resonancia Magnética Funcional (fMRI, un método utilizado para medir la actividad cerebral) por Ahn et al. (2014), pudieron predecir la ideología política de los individuos a partir de su respuesta cerebral a un estímulo repugnante.
Los sujetos de estudio vieron imágenes mientras estaban acostados en el escáner. Después clasificaron todas las imágenes como repugnates, agradables o amenazantes. En respuesta a las imágenes repugnantes, hubo dos reacciones del cerebro diferentes entre sí. El cerebro de los conservadores reaccionaba más intensamente a la repugnancia que el los liberales. Por lo tanto la imagen de la reacción del cerebro con fMRI podría predecir la afiliación política.
En consonancia con estos hallazgos otros estudios confirman, esta vez con métodos de conductancia de la piel (GSR) y de seguimiento del movimiento ocular (Eye Tracking), que el cerebro de liberales y conservadores reacciona diferente frente a imágenes desgradables.
Conclusión
Sí, hay mucho de cierto en la neuropolítica. Aquí sólo hemos mostrado unas pocas realidades de la gran cantidad de estudios y aplicaciones que se han realizado y se están llevando a cabo actualmente.
El uso de la neurociencia en la publicidad comercial es cada vez más influyente, pero su contribución a la comunicación política ha ido un poco más despacio (o tal vez haya sido menos divulgado), no obstante podría ser impresionante.
Si el neuromarketing resulta efectivo en la comunicación comercial ¿por qué no lo usarían cada vez más los políticos?
Sin embargo, una cosa es que traten de persuadirte de comprar algo utilizando el neuromarketing y otra de que te convenzan de darle el voto a un determinado político.
¿Que aceptación tendría por el ciudadano y qué repercusiones éticas puede tener?
Tal vez no pase mucho tiempo para que seamos impactados individualmente por campañas interactivas con reproducciones visuales de políticos que nos pregunten acerca de qué necesitamos para obtener nuestro voto y cómo podrían ajustar sus discursos para que nos gusten más.
Todo estudiado y pensado desde la neurociencia, la tecnología y su aplicación en la política: la Neuropolítica.
(Para saber más haz clic aquí: Neuroliderazgo y Comunicación Política)
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