
Neuromarketing: cómo aprovechar el neurotransmisor Dopamina
El neuromarketing nos dice que si conseguimos que nuestra marca se asocie a una oleada de Dopamina, tantas veces como sea posible, estaremos más cerca de conseguir el conocimiento, recordación y fidelidad hacia nuestra marca.
Pero ¿qué es la Dopamina? ¿Cómo funciona? ¿Cómo podemos activarla?
Un neurotransmisor
Sabemos que las células nerviosas, las neuronas, transmiten señales entre sí. Por tal razón es que sentimos dolor si nos golpeamos un pié o una mano se mueve voluntariamente al recibir una «orden» del cerebro. Igualmente, dentro de nuestro cerebro, con su enorme cantidad de neuronas, las reacciones y elaboraciones mentales se producen a través de la conexión de millones de neuronas.
Sin embargo, al contrario de lo que podríamos pensar, las neuronas no están íntimamente unidas entre sí, sino que entre ellas hay un espacio denominado «espacio sináptico«.
Si existe este espacio, ¿como se transmiten los mensajes de una neurona a otra? Algo debe «saltar» ese espacio y no, no es una chispa, a pesar de que la electricidad y la química forman parte de este proceso de transmisión de información.
Los encargados de llevar la información de una neurona a otra son unas sustancias llamadas neurotransmisores. Se han identificado hasta ahora más de 100 neurotransmisores y probablemente haya muchos más. La Dopamina es uno de ellos.
Funciones de la Dopamina
Ya sabemos que la Dopamina es un neurotransmisor, veamos ahora cuáles son son funciones.
En el caso de la dopamina, entre sus funciones encontramos la coordinación de ciertos movimientos musculares, la memoria, el aprendizaje e incluso se ha visto que tiene un papel importante en la toma de decisiones.
Además, y especialmente de interés para el neuromarketing, las funciones de la dopamina están íntimamente relacionadas con la generación de placer. Podríamos decir que es la «mensajera del placer» o de la felicidad.
Cuando comes algo que te agrada, te diviertes junto a tus amigos, tienes sexo o compras algo que deseabas, se produce una oleada de Dopamina en tu cerebro que te inunda de placer y felicidad.
Sin duda este es uno de los mecanismos que ha asegurado, a través de la evolución, nuestra superviviencia. Comer, practicar sexo, pasar gratos momentos y tantos otros placeres que nos han permitido llegar hasta hoy.
Sin embargo, también hay un aspecto negativo: las adicciones. Las drogas, el alcohol o el tabaco también generan dopamina y por lo tanto el deseo de volver a repetir la experiencia placentera una y otra vez. Este es el mecanismo fisiológico básico de la adicción.
En rigor, la dopamina no es el «químico del placer». De hecho, experimentos demuestran que aún privado el cerebro de la secreción de dopamina se puede seguir sintiendo placer. La diferencia está en que se tendrá una actitud pasiva, sin buscar activamente el objeto que otorga el placer.
Por lo tanto lo que consigue la dopamina es que busquemos repetir las experiencias placenteras. Lo hace porque activa el llamado «circuito de recompensa» del cerebro. Del que tendremos oportunidad de hablar en otro artículo.
Dopamina y Neuromarketing
No es difícil imaginar que siendo la dopamina la que nos hace repetir las experiencias placenteras, debe ser clave en el marketing.
Por lo tanto, en la medida en que nuestra marca, mensajes o productos generen la secreción de este neuroquímico, estaremos consiguiendo que el cliente sienta placer, esté satisfecho y desee repetir la experiencia.
Compras por impulso
Lo que hemos visto hasta ahora podría hacernos pensar que somos en cierta manera esclavos de la dopamina y que, a través de ella, ciertas manipulaciones del marketing nos obligarían a comprar determinados productos. Nada más lejos de la realidad. Nuestra razón y nuestra voluntad, si es necesario, por ejemplo cuando nos frenamos al comer dulces, son finalmente las que mandan.
Esto es así, pero ciertos tipos de compradores, los llamados «compulsivos», no consiguen inhibir su impulso de compra, siendo presa fácil de técnicas de marketing por impulso. No es que estas técnicas no funcionen con aquellos que no son compulsivos, pero no tienen tanto efecto.
Recompensas
Las recompensas son poderosas generadoras de dopamina. Pero no pensemos solo en grandes premios, sino principalmente en pequeños placeres que podemos provocar desde el neuromarketing.
Cuándo alguien te pone un «me gusta» en una red social ¿acaso no sientes placer? En efecto, en ese momento estás recibiendo una pequeña «inyección» de dopamina. Este es uno de los secretos de las redes. El reconocimiento social es fuente de felicidad.
Siguiendo con la idea de pequeñas recompensas: podemos, por ejemplo poner barras de avance hacia logros en una página de Internet («te queda un 15% para completar tu perfil…»). Lo mismo ocurre con pequeños alicientes como: «¡Fantástico!» ; «¡Lo has hecho muy bien!»; «¡Gracias por participar!
Gamificación
Todos llevamos un niño dentro. Los juegos y desafíos nos atraen y, por supuesto, el ganar algo genera placer, es decir: dopamina.
Como en el caso anterior, no se trata necesariamente de grandes premios, las pequeñas propuestas de juego son muy efectivas.
Por ejemplo: conseguir un descuento especial si resuelves un acertijo; posibilidad de aprender algo nuevo e interesante; competir con otros en un concurso; compartir experiencias en redes sociales y a cambio participar en un sorteo…
Las posibilidades son muchas, ¡solo es cuestión de un poco de ingenio!
Ahora que ya sabes sobre la relación entre la dopamina y el neuromarketing, para saber mucho más te invitamos a que hagas clic aquí: Neuromarketing