10 Extraños Experimentos y Hallazgos de la Neurociencia

10 Extraños Experimentos y Hallazgos de la Neurociencia

Algunos de experimentos y descubrimientos de la neurociencia han sido inusuales y a veces incluso desconcertantes. La neurociencia es una rama fascinante de la ciencia que se dedica a estudiar el cerebro y el sistema nervioso. A lo largo de la historia, los científicos han llevado a cabo numerosos experimentos para comprender el funcionamiento del órgano más complejo conocido hasta la fecha: el cerebro humano. En este artículo, exploraremos algunos de los más extraños y sorprendentes.

Tras la muerte del genio Albert Einstein en 1955, su cerebro fue extraído y conservado por el patólogo Thomas Harvey, quien lo cortó en 240 piezas y lo fotografió desde diferentes ángulos. Harvey envió algunas muestras a diversos investigadores, pero la mayor parte del cerebro permaneció en su poder hasta su fallecimiento en 2007. Algunos estudios realizados con las piezas del cerebro de Einstein revelaron que tenía una mayor densidad de neuronas y una menor proporción de células gliales que un cerebro promedio, lo que podría explicar su extraordinaria inteligencia.

En 2011, un equipo de investigadores suecos logró crear la ilusión de que los participantes tenían un tercer brazo artificial. Para ello, colocaron el brazo falso junto al brazo derecho de los sujetos y les estimularon simultáneamente el brazo real y el artificial con un pincel. Después de unos minutos, los participantes empezaron a sentir que el brazo falso era parte de su cuerpo y reaccionaron con ansiedad cuando los investigadores amenazaron con cortarlo con un cuchillo.

Este experimento de neurociencia demuestra cómo la percepción auditiva puede verse influenciada por la información visual. Consiste en reproducir un sonido mientras se muestra un vídeo de una persona pronunciando otro sonido diferente. Por ejemplo, si se escucha el sonido «ba» mientras se ve a alguien diciendo «ga», se percibe el sonido «da». Esto se debe a que el cerebro intenta integrar las señales visuales y auditivas para crear una interpretación coherente.

Esta es una rara condición psiquiátrica en la que la persona afectada cree estar muerta o no existir. También puede creer que ha perdido sus órganos, su sangre o su alma. Se desconoce la causa exacta de este trastorno, pero se cree que está relacionado con un daño o una alteración en las áreas del cerebro que procesan las emociones y el reconocimiento facial. Algunos casos documentados son los de una mujer que afirmaba ser un cadáver y pedía ser llevada a la morgue, o el de un hombre que creía que Dios le había quitado su corazón.

En la década de 1950, los psicólogos y neurocientíficos realizaron un controvertido experimento conocido como «estimulación cerebral profunda». En un intento por tratar trastornos neurológicos y psiquiátricos, se insertaron electrodos en el cerebro de pacientes y se aplicaron corrientes eléctricas para estimular regiones específicas. Aunque algunos de estos experimentos tuvieron éxito en aliviar ciertos síntomas, también plantearon serias preocupaciones éticas y cuestionamientos sobre la identidad personal de los individuos involucrados.

En la década de 1990, un hombre francés conocido como «Monsieur P.» fue sometido a un extraño experimento involuntario. Sufrió una amnesia anterógrada grave debido a una cirugía para tratar su epilepsia. Como resultado, era incapaz de formar nuevos recuerdos. Sin embargo, todavía podía aprender nuevas habilidades sin ser consciente de ello. Por ejemplo, si se le pedía que completara un rompecabezas, no recordaría haberlo hecho anteriormente, pero cada vez lo resolvería más rápido. Junto con otros experimentos de neurociencia, este caso único arrojó luz sobre la complejidad de la memoria y la separación entre el aprendizaje consciente e inconsciente.

Las neuronas espejo son células del cerebro que se activan tanto cuando una persona realiza una acción como cuando observa a otra persona realizando la misma acción. En la década de 1990, el equipo del neurocientífico Giacomo Rizzolatti llevó a cabo un experimento con monos macacos en el que se descubrieron estas neuronas espejo. Los científicos notaron que las mismas neuronas se activaban cuando los monos agarraban objetos y cuando veían a un humano realizar una acción similar. Este descubrimiento revolucionó nuestra comprensión de la empatía, la imitación y la comunicación no verbal entre individuos.

La estimulación magnética transcraneal (EMT) es una técnica no invasiva que utiliza campos magnéticos para modificar la actividad neuronal en el cerebro humano. En un estudio controvertido, los investigadores aplicaron EMT sobre el lóbulo frontal de los participantes, una región asociada con la toma de decisiones morales. Los resultados sugirieron que la EMT podía influir en el juicio moral de los individuos, llevándolos a tomar decisiones que normalmente considerarían inaceptables desde un punto de vista ético. Estos experimentos plantearon importantes cuestiones éticas y nos obligaron a reflexionar sobre los límites de la intervención neurocientífica en nuestra moralidad personal.

Uno de los temas más debatidos en la neurociencia es la cuestión del libre albedrío. Sobre este tema la neurociencia han realizado muchos experimentos. La pregunta fundamental es: ¿tenemos realmente libre albedrío o nuestras decisiones están predeterminadas por procesos cerebrales? En un experimento inusual, los investigadores utilizaron tecnología de neuroimagen para predecir las decisiones de los participantes antes de que estos fueran conscientes de haberlas tomado. Los resultados sugirieron que las decisiones se pueden predecir hasta varios segundos antes de que las personas sean conscientes de haberlas tomado. Estos hallazgos desafían nuestra noción tradicional de libre albedrío y plantean interrogantes fascinantes sobre la relación entre la mente y el cerebro.

El experimento de la rata enérgica, realizado en la década de 1960 por el psicólogo James Olds, sobre la existencia del sistema de recompensa del cerebro. Olds colocó electrodos en el cerebro de ratas y les permitió estimular una región específica, conocida como el área tegmental ventral, mediante la activación de una palanca. Para su sorpresa, las ratas mostraron una búsqueda obsesiva de la estimulación, incluso al punto de ignorar la comida y el agua. Este experimento reveló la importancia de la dopamina y los circuitos de recompensa en la motivación y el placer, sentando las bases para la comprensión de la adicción y otros trastornos relacionados con la conducta.

La neurociencia sigue siendo un campo en constante evolución, y estos experimentos y descubrimientos extraños son solo una pequeña muestra de la diversidad de investigaciones que se llevan a cabo. A medida que nuestra comprensión del cerebro humano continúa creciendo, es probable que nos encontremos con más sorpresas y misterios por descubrir. La exploración de estos límites nos ayuda a comprender mejor nuestra propia mente y nos plantea preguntas trascendentales sobre quiénes somos y cómo interactuamos con el mundo que nos rodea.

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